11 febrero 2014

Amaya Blanco,




SON ELLAS, LAS PALABRAS



Me visten, me despluman, 
ponen sobre mi lengua un velo pudoroso, 
me despojan del sueño y me proveen de alas. 


Son toda mi fortuna, 
en su búsqueda, cruzo los océanos 
las compro por los zocos; las caras, las humildes, 
regateo por ellas,
se las robo a las madres
y a los niños inquietos. 


Las diseco y reviven,
se me escapan y sufro. 
Vuelvo loca a buscarlas, 
a arrancarlas del lecho
donde siempre dormitan.


Las ordeno y se ríen,
las nombro y se confiesan, 
siempre acuden a mí, 
lentas e inoportunas, 
cuando ya no hacen falta. 


O me llevan a terrenos pantanosos, 
ponen mi pie en arenas movedizas, 
y se dan a la fuga
como seres inútiles. 

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