23 febrero 2014

Ana Maria Lorenzo








MUERTE EN LA CARRETERA

Camina la Parca con risa siniestra.
Ondulados pasos en círculo añejo.
Bajo cuencas de acero, la voz maestra
y buitres esperan a lo alto de un tejo.
Cuervos que susurran,
coches apachurran,
destino que deja ocurra.

El carro del viento sin mirar se aleja,
y  la Luna callada en blanco marfil
observa  cómo la Muerte corteja
y rezuma la sangre del cuerpo en perfil.
La sombra marcada.
Dolor de la amada
que le ve sin vida, sin nada.

Aliento impalpable, sucumben los sueños.
Cara a cara conmigo en el suelo,
tus alas de ángel de cuervo de empeños,
a mí no me engaña tu hoz y tu celo.
Arrancas mi vida.
Te crees cumplida.
Quitas amor pero no el alma.














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