Casi todo
puede esperar,
menos el
instante
en que me
siento llamado
a romper el
lenguaje.
Araño las
nubes grises
más
próximas,
para gozar
de la lluvia.
Es un acto
instintivo que
No
controlo.
No soy
dueño de esta tierra,
de este
arado.
Soy
consciente de haber sido
llamado por
la flauta
de los
poetas.
¡Que
esclavitud!
De todas
formas
necesito,
quiero ser,
irresistiblemente
fiel a ellos.
Del libro : Travesía interminable
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