21 abril 2014

María José Collado






ESE NIÑO

Asoma un niño a las ventanas
de su rostro, a veces, sube persianas,
con el asombro reflejado en el sol
de sus pupilas, un mohín cabalga
en su nariz al rescatar olores
doblados en un desván de memorias.
Regresa su niñez en el marfil irregular
de su boca, hecha para la sonrisa,
cuando sus palabras, son puentes,
escaleras que salvan del agua
que corre hacia la tristeza






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