26 mayo 2014
Pedro Jesús Cortés Zafra.
PROSTITUTA
En noche perdida,
con ojos violetas y amarillos,
y las salvajes fauces negras
de las soledades del silencio,
recorres extraños desfiladeros
en las esquinas del amor.
Atendiendo corazones heridos,
ciegos de lujuria, ante tu cintura,
que buscan mendrugos de amor,
y errabundas palabras.
Tu mano toca su espalda
y es proa dormida
de su ocaso como hombre,
en un destino de tristeza,
que es eco de la suerte de otros.
Ceniza que cae a trozos,
flaca luna de hilachas aullantes
en un infierno de vísceras desnudas
sin hueco para sinceras risas,
las más de las veces, aterida de dolor,
como gastadas rosas, espadas del amor.
En un mundo sin abrigo en las noches
para las mujeres-espinas, marchitas.
Con garganta bastarda,
que son estirpe de mejillas ilegítimas.
Bajo la vigilia de un corredor sexual,
sobre un lecho de ambición.
Mujer rota a una vida de capricho de otros.
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