23 junio 2014

Eduardo Galeano





El hambre,

que mata callando,
mata a los callados.
Los expertos,
los pobrólogos,

hablan por ellos.
Nos cuentan en qué
no trabajan, qué no comen,
cuánto no pesan,
cuánto no miden,
qué no tienen, qué no piensan,
qué no votan, en qué no creen.
Sólo nos falta saber
por qué los pobres son pobres.
¿Será porque su hambre
nos alimenta y su desnudez
nos viste?.

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