21 junio 2014

Pedro Javier Martín Pedrós.








La vida me empuja a la necesidad
de expresar estas vibraciones.

Por fortuna no es constante, porque es agotador.

Mi capacidad es muy limitada
y la travesía interminable.

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La puerta de la vida
se me presenta con cantos agridulces.
Mi patrimonio es un
manojo de sueños.
Cada estación pasa deshojando la
arboleda de mi palabra.
Soy romero,
vela abierta,
silencio pactado,
opresión compartida,
fecundación in vitro,
sacerdote de mis sombras,
hoja de otoño,
poeta de nada,
mosto de la tierra,
repartidor de caricias, volador de corazones
bebedor de amaneceres.



Del libro : Travesía interminable

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