SILENCIO
Nada me gusta más
que escucharte
cuando no dices nada
inclinas la cabeza
y sin embargo me hablas
y entiendo cada pausa
de tu respiración.
A veces,alzas el silencio
entre las manos
como una consagración del pan
y me lo ofreces
más cargado que nunca
de palabras.
Y esperas mi respuesta
cernida entre dos soles,uno de amanecida
otro de ocaso
y es toda una vida
lo que sucede
mientras tú callas
y yo escucho tu silencio.
Del libro: Cómo aprender a volar

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