
El señor delfín y yo
hablamos en un idioma distinto,
el síndrome de Estocolmo
me nacionalizó sueca.
Solo
el lenguaje oral
de la ternura
nos une.
IV
Enferma mi esencia
postrada
en un sofá.
Y allí
con su aleta
me cuida...
Puedes abrazarme,
puedo abrazarte
pero mi cola
escamada
me separa
de tus pies
a mil faros
de esta cubierta.
Porque
cuando asistes mis manos febriles,
y mi cuerpo tiembla
como una panna cotta
entre tus brazos.
Y me nombras
y mis comisuras mórbidas
solo llaman
a mi madre.
Temeroso
friegas mis vómitos,
me arropas con el edredón
de Ikea,
preparas una tisana,
y oscureces
toda la casa.
Bendices
con lejía
el terrazo,
y suplicas
que vaya al médico.
Estas escribiendo
con cada imagen
pulcra :
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Lluïsa LLadó.Versos de Capri.
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