Camino a tientas
aun sin llevar los ojos cerrados.
Me guía un sonido
ausente,
el eco de pasos distantes,
de presencias
furtivas
y miradas
tras la ventana.
Camino con mis manos
como guía y última frontera,
aferrando entre
los dedos
ese
paso un segundo más allá
de lo que
marca el límite...
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