09 septiembre 2014

Roberto Juarroz






Algún día encontraré una palabra
que penetre tu vientre y lo fecunde
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.

Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé de vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.

Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.

Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta ,
mujer mía y no mía,
y no se detendrá ni cuando mueras.

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