El perro del llanto
Tú traías unos perros rabiosos en tus ojos
que miraban el mundo con miedo.
Me hablaste de que el invierno se agazapaba
tras las montañas del Este,
y que el camino del sol
le habría paso en días cada vez más cortos.

siéntate, descansa.
¿No sabes que el invierno es más cruel
cuando huele el frío en la herida?.
La jauría comenzó a aullar al unísono
en tu garganta,
no se inmutó el fuego,
se recogió la habitación sobre nosotros
como un abrigo,
y los perros se convirtieron en un mar
que se escapaba
bajando por tu cuerpo de llanto.
Toda la noche se llenó el bosque,
la carretera y el pueblo
del grito salado de tu dolor.
Puse mi mano en tu pecho,
donde tú me decías que ahora
vivía un gran vacío.
Y sentí el latido dulce y lento
de mil primaveras por nacer.
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