17 noviembre 2014

Ana Pérez Cañamares


 ENTONCES, ¿TÚ TAMBIÉN ME VES ASÍ?




Entonces ¿tú también me ves así?


¿Tú también me ves fuerte?

Porque le echo cayena a la comida,

porque bebo como un hombre

(un hombre que bebe mucho)

porque me he horadado el cuerpo

-y el cerebro-

porque he parido a cuatro patas

como una hembra en su guarida

porque okupé en Londres

porque he hablado en público

y he lavado y vestido a mi madre muerta

porque me he rapado el pelo

y lo he teñido de amarillo

porque he dormido sola en el monte

y he puesto a conversar

mi oscuridad con la oscuridad de fuera.

Así que tú también me ves fuerte.

Serás de los que te sorprendas

el día que me desplome;

insistirás en que nunca me viste

dar una señal de debilidad

o de abatimiento.

Te equivocarás como todos

y no podré culparte:

toda la vida llevo apoyándome

en esta fama de fuerte.

Sólo yo sé que la fama camina

sobre muletas podridas.



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