11 noviembre 2014

Eloisa Pardo






“Cuando empecé a escribirte ya no eras”.


SI NO PUEDO DORMIR


Si no puedo dormir
en medio de esas noches perezosas,
lentas, interminables,
si no consigo dormir,
ahogada en las aguas muertas
de los recuerdos,
escribo.
Te escribo.
Cuando el lubricán
me alerta de mi locura, dejo la pluma
y tiro las hojas,
te asesino, te estrujo con fuerza
con las dos manos y lanzo
la bola de papel
impregnada de rabia y de vergüenza.
Hoy por ejemplo, recordaba
tu boca,
tu lengua,
de cómo me abría a ellas,
y he escrito
del rugido salvaje que salía de mis pechos,
de la vehemencia de la embestida,
evocaba la fragancia de tus axilas
en las que me hundía sin decoro,
del lenguaje obsceno,
de las acrobacias, de los jugos,
recordaba tus manos
ay, tus manos,
tú las extendías sabedor
de mi veneración,
de mi idolatría.
Yo decía- que se pare el mundo,
que se pare-,
y reía, y deseaba un cataclismo,
y anhelaba morir,
yo moría.
¡Que se pare el mundo!
Y rugía. Tú desplegabas de nuevo tus manos,
yo lamía tus axilas,
tu sexo, tu pecho, tus ingles…

Si no puedo dormir  porque no puedo olvidar,
te escribo.





1 comentario:

Eloisa Pardo dijo...

Del poemario Los pecios del naufragio.
Gracias por incluirlo en su mar. El oleaje hará que se abrace con otros poemas y conformen una rima perpetua. Enhorabuena por tan acogedor blog.