26 diciembre 2014

Natalia Belleq







Cuando mis ojos
se vuelven tormenta,
me refugio
en mi confianza ciega,
domingos de borracheras,
resacas de frases hechas.

No me pidas permiso
para despedirte,
dibujamos el destino
con una sonrisa triste.

Una luz en el ascensor,
un pinchazo en el corazón,
un abrazo muerto,
un te quiero sin peso,
un tiempo que ya pasó,
un lugar que se equivocó.

El principio,
sólo es un final que cambia,
al fin y al cabo
yo tengo la magia,
magia entre música y palabra.



Natalia Guerra.

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