La noche tañía tiempos
narrados con luz de candil.
Volaron himnos como murciélagos.
Llovía frío sobre el alquitrán
de un túnel en desnivel.
Se cancelaron las ceremonias
de los hímenes intactos.
Dormíamos, entonces,
en habitaciones separadas.
Nosotros, sin saberlo,
siempre hemos dormido así.
Tal vez haya caminos
que se deban andar en soledad.
Las alamedas desnudas,
el humo de los cigarros...
...y el rugido insoportable
de los gusanos metálicos
carcomiendo las aceras.
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