MANOS
Envuélveme en tus manos,
que su cuna serene a las mías,
ese molde perfecto al que se ajustan
como predestinadas desde el tiempo.
Transítame en tus manos
cada porción de piel y cada poro,
que nada quede al margen de su roce
para que nada mío desconozcan.
Disfrútame en tus manos
que conocen el ardor de mi tez
y el recóndito espacio en que me tiembla
la avaricia del aire en la garganta.
Descánsame en tus manos,
para dormir en ti, perpetuamente,
el canto acompasado de las horas.


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