
Soberana te vuelcas
al incendio.
Antecedida
al fuego,
tu visión se prolonga
casi doblada al himno consumado.
Vital por este siglo
acaricié tu sexo de albahaca,
latiendo entre mis dedos
Qué rastro por el cierzo
de los ríos.
Cautivé la quietud
y la supuse
lunar del estupor,
flor de dolor sonámbulo
asido a la lujuria de mi fondo.
La lluvia estaba triste,
la recuerdo,
jugaba a estar celosa de violines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario