12 enero 2015

• María Eleonor Prado Möndinger •




TACTO


Pasaba su mano sobre la mesa
en la madera negra de jacarandá,
y habituada a seguir su veta
iba y venía
marcando los años,
gastando su piel.
No había más que pobrezas,
no existía ya su madera,
y en el sopor de su palma desnuda
se quedaba a la sombra,
moría despierta.
Del surco que se hizo en el árbol
y del grito lanzado su tronco
no supo hacha y menos hombre,
no hubo mujer rasguñando esa mesa.


Del libro : A tu encuentro.
Colección: Poesía en la distancia

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