DESNUDOS
Y el polvo se hizo carne,
torso, muslo, labio,
los átomos se unieron
a la voces del Amo.
Cultivaron el gozo,
en crepúsculos santos,
consentidos y audaces
comieron de aquel árbol
y les dolió el desnudo
como cruel latigazo.
Hay que esconder el rostro,
el muslo, el pecho, el labio,
y parir con dolores,
ganarse el pan a diario,
hincarse de rodillas
orar hasta cansarlo,
sólo así aspiraremos
de nuevo a su cuidado.
El vino del principio
volvióse licor agrio.
Hay que ofrendar el alma
y hay que juntar las manos.
La hipnótica belleza
sólo es júbilo falso.
Y el polvo se hizo carne,
apenas por un rato.
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