OCIO
Bajo un sol de
manadas de gacelas
observo a los
barberos a la sombra
de un inmenso
pipal y el rostro enjuto
del vendedor de
lichis y los ojos
casi cegados de
la niña albina.
El ocio se
asemeja a los almuerzos
a principios de
abril en una calle
con puestos de
fritura y a la ropa
que tiende una
muchacha desgarbada.
Ayuna al sur mi
soledad expuesta,
en el lugar
exacto donde embisten los búfalos.
De
Cortes de luz (Rialp, Madrid, 2010)
OCIO
Bajo un sol de manadas de gacelas
observo a los barberos a la sombra
de un inmenso pipal y el rostro enjuto
del vendedor de lichis y los ojos
casi cegados de la niña albina.
El ocio se asemeja a los almuerzos
a principios de abril en una calle
con puestos de fritura y a la ropa
que tiende una muchacha desgarbada.
Ayuna al sur mi soledad expuesta,
en el lugar exacto donde embisten los búfalos.
De Cortes de luz (Rialp, Madrid, 2010)


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