14 mayo 2015

María José Collado







Amanece en sábado


Dos gorriones celebran
el ritmo pausado de la mañana,
vuelan hacia un mapa de sol,
compás de luz por las azoteas.
Abren los ojos las tiendas,
su corazón de esparto
surge pulsando cerrojos,
los focos provocan su diástole.
Amar tras los cristales rotos
de húmedas buhardillas,
anotan el incendio
las arañas escribas.
Un río de tejados,
antenas, coladas azules,
en el inquieto marco de las horas
campanadas y gatos.
Ábaco de hormigas
la vieja cómoda,
preñada de vasos y cigarrillos,
orillada de polvo.
Los labios se contentan
con plagios de saliva,
succionando las ubres
de nubes pasajeras.

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