05 mayo 2015

Sagrario Maqueira



Empieza a devorarme un dragón que con su fuego
calcina cada átomo de amor que me conmueve,
obstáculos que impiden que crezcan nuestros logros
que nacieron de sólo sentirnos cuerpo a cuerpo,
pero no fue de besos, ni de abrazos, ni de sexo,
fue desnudez de almas vestidas de versos.
Nos atrajo el brillo de unos ojos sinceros,
confesiones locas de locos deseos.


Me conquistó el encanto de la curva de tus labios,
la risa de tus miedos, antes incluso que supieras que existo,
antes de que tus ojos se posaran en mi.


Hubo magia inmediata entre letras y cuentos,
entre relatos y fotos, entre poemas y lienzos.
Tú eres pintor de versos, yo aprendiz de poeta
Tú inmortalizas almas, yo plasmo sentimientos.


No hay nada que perdure porque nada es eterno
pero quedará por siempre tu pincel y mi pluma,
tu trazo y mi escritura, tu verdad y la mía
unidas y enredadas entre el humor y la ternura
que desplegamos cada día.


“Porque si algo queda después de esta locura
es lo que ambos queramos convertir en poesía”.


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