09 junio 2015

Begoña Abad







A VECES tiene la sensación
de que ya no le queda piel
con la que construir
un mundo de palabras
que acabe siendo cobijo
para los que vengan después.
A veces piensa que quizás
ni siquiera venga nadie después
porque el mundo necesita deshacerse.
A veces se olvida de que existe
y sólo respira.
Es entonces cuando todo tiene sentido.






De Cómo aprender a volar

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