(ÉL)
Quisiera
saber hacer
un
conjuro de veras,
con
unas gotas de miel,
un
chorrito de arena,
para
que del fondo de tu lejanía
aquí
de pronto
te
aparecieras.
Me
faltas, mi niña, tanto,
que
ya palpo tu ausencia,
tus
pestañitas de miel,
tu
cintura de arena,
que,
de tanto casi que te echo de menos,
más,
más te siento
que
si estuvieras.
Y
sin embargo (ya ves),
aunque
tanto te sienta,
no
sé qué falta, que no
es
la cosa que era,
que
el recuerdo hambre de tu masa tiene,
y
pide, el loco,
que
estés de veras.
Haré
un hechizo por tí,
aunque
hechizos no sepa,
con
ramo de avena loca,
con
dos hojas de menta,
con
el humo blanco de gamona y malvas,
para
olvidarte, .
para
que vuelvas.
Agustín
García Calvo, 4 canciones de amor perdido y El cínife,
Logroño, Ediciones del 4 de agosto, 2006, pp. 11-12.
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