A UN LADO DE MI NOMBRE
Tenía
once años cuando mi hermano lloraba,
era
un llanto nuevo del que lo espera todo.
Yo
creía que la abundancia arropaba el frío
y lo
envolvía con edredones de plumas blancas.
abandonada
brutalmente por las prisas domésticas
creando
humo en el aire para hacer señales
conquistando el como para ponerlo a sus pies.
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