CARTAS
DESDE PUNTA OSCURA
(del
libro “Cuadernos de Maldevo”)
Hoy
he visto pasar una bandada de peces gigantes, tal vez ballenas, por el horizonte
de la marea alta. Había salido de casa muy temprano y anduve en la tristeza de
las casas vacías que están hacia Poniente. Acariciado el corazón por los
primeros aromas del Otoño, abandoné esas calles y crucé la leve formación de
dunas que las separa de la playa. Aún queda olor de amor entre los juncos. Algún
lagarto seco golpeado por las lluvias tempranas que suenan como música al
azotar las buganvillas. Las algas que arrastra la resaca en esta primera visión
del mar tras el repecho blando, se agarran como símbolos negros y dulces a mi
antiguo corazón adolescente. Viejas escenas de fiestas y de sueños. Muchachas
que huyen entre risas por aquellos jardines. Vientos que barren la soledad
alfombrada por la hojarasca de los álamos. Y agua que limpia en la mañana
limpia las losetas rojas de sus caminos que cubrirá la arena. Algún
desconocido dejará aquí sus huellas. ¿Quién nos dijo una vez que un barco
partiría? ¿Por qué son necesarias las distancias para que la belleza nos
visite?
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