SORIA DENTRO
A Mariuge Sanjuan, soriana y amiga.
Guardo días de parque y de paseo,
de caballito blanco en La Bollera,
de esplendor de manteles, por El Soto,
con color de meriendas compartidas
y un columpio de cuerdas y tohallas.
Guardo el aliento de manos infantiles
de canciones que alivian el camino
con descanso y refresco de una fuente;
el brotar de la vida en los sanjuanes,
el oro en las pisadas del otoño
por la ermita del Santo y junto al Duero
y el olor de la lluvia en el Castillo.
Las horas y los rostros de cuantos nos vivieron
Aún guardo mucho más en el refugio
deshelado en el tiempo del olvido.
Y no añoro el lugar
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