Juana Ríos
Prende la luz,
que no sea cómplice la oscuridad,
quiero mirarte a los ojos de hambre
mientras tus manos abren mi pecho
y hurgan en lo rojo para tocar
la locura que late.
Que quiero ver tu boca de ansias
morder sin piedad
el tambor que golpea
enredado entre venas de sueños.
Ya ves,
no hay miedo,
no te asustes de mi entrega.
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