Consuelo Jimenez
APATÍA
La noche se arrincona
en la tangente del silencio.
Son los desgastados minutos
esos lentos parpadeos
que van dejando versos
en la mirada quemada
de las nubes.
Un resquicio de vela
late en fuego.
Es entonces
cuando arde el cielo
La espera se alarga.
Queda poco.
Poco queda.
¡ Ah ! eso es tanto.
Que hasta la luz
se vacía en el eco
de un suspiro.
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