Tomás Soler Borja
Quizá porque siempre
gocé
con el viento en mis cabellos
lo mío con este mundo
es un amor de pájaros
cuando el azul se salpica de palomas
y la mar hace estatua de sal
a todo aquel que se detiene frente al abismo.
No sólo de frío e invierno.
Mi piel se estremece
más de emoción que de intemperie.
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