23 diciembre 2015

Tomás Soler Borja






Quizá porque siempre
gocé
con el viento en mis cabellos

lo mío con este mundo
es un amor de pájaros
cuando el azul se salpica de palomas
y la mar hace estatua de sal
a todo aquel que se detiene frente al abismo.

No sólo de frío e invierno.
Mi piel se estremece
más de emoción que de intemperie.



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