Fernando Sarría
Tendré las manos sucias,
ellas que han roto todos los vasos
y se han manchado con la sangre mía y de otros.
No tendré el olvido, eso no se lo lleva el tiempo,
deja rastros como el roce con las zarzas
o el andar en el cuerpo con las espinas de las rosas.
Ahora miro la noche, la oscuridad,
el reflejo de las farolas sobre la avenida,
las huellas que deja el silencio,
poco a poco, sobre la ciudad
y las que días como este de invierno
dejan dentro de mí,
algo parecido a un goteo continuo de la devastación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario