Someterse a una oscuridad disipada,
pasear por las mismas entrañas
de una luna oronda que nos llena
antes de ser nombrada.
Rellenar círculos,
sentir el fragor de los pasos
cercando la noche,
la singular realidad que nos abraza
y se despliega con el movimiento de un cuerpo
avanzando entre aguas
que rompen en rocas
arrebatadoras de nombres.
Son ya los ojos un ovillo de luz carcomida
en la figuración del resplandor.
He llegado
al diálogo trenzado,
al desabrigo del amanecer.
sentir el fragor de los pasos
cercando la noche,
la singular realidad que nos abraza
y se despliega con el movimiento de un cuerpo
avanzando entre aguas
que rompen en rocas
arrebatadoras de nombres.
Son ya los ojos un ovillo de luz carcomida
en la figuración del resplandor.
He llegado
al diálogo trenzado,
al desabrigo del amanecer.
1 comentario:
Enormes gracias Pedro Javier...Abrazos.
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