Ana García Briones
Mi boca busca tu mirada,
mis ojos se han quedado mudos
callados y perdidos
en un océano de palabras.
Mis manos tiemblan heladas
como las de una niña
esperando la lluvia
como una flor abierta al cielo
y a las nubes.
Mis pies vuelan descalzos
resecos de flores,
sin alas a cada extremo
de la tristeza,
sin violines dulces
en un amanecer luminoso.
Del libro: Partos de luz.
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