LOS ZAPATOS NEGROS
He vuelto a limpiar los zapatos negros.
Es el ritual pagano para sacarle brillo a las intenciones:
los sábados por la noche son más honestos
y las mañanas de domingo más virginales
si alejas la impureza a golpe de cepillo.
El izquierdo tiene dos manchas desconocidas
que ya sólo las disimula el betún.
Un cierto desgaste en el tacón
debido a mi tímida e impertinente cojera
y una rozadura en la punta
por la patada que le dí a aquella década.
El derecho sigue siendo indomable:
el contrafuerte anda débil por la lluvia
y la plantilla está como pidiendo la independencia.
¡Qué distinto era el mundo
subido en aquellos zapatos negros!
Un día de éstos me los pondré
y ejerceré, otra vez más, de todopoderoso.
Aunque calce dos números más.
que ya sólo las disimula el betún.
Un cierto desgaste en el tacón
debido a mi tímida e impertinente cojera
y una rozadura en la punta
por la patada que le dí a aquella década.
El derecho sigue siendo indomable:
el contrafuerte anda débil por la lluvia
y la plantilla está como pidiendo la independencia.
¡Qué distinto era el mundo
subido en aquellos zapatos negros!
Un día de éstos me los pondré
y ejerceré, otra vez más, de todopoderoso.
Aunque calce dos números más.
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