RUIDO HUMANO
Al sentir el
abrir de las ventanas
de los
hombres cada día,
me confirmo
en la estupidez de la
lucha y la
competitividad tan
absurda de la
casta humana.
Tendremos que
aprender a
ser pájaros y
otras especies.
Somos tan de
hormigón
que hasta lo
infantil dosificamos
con mezclas
grises
impregnando a
éstos con
nuestros
dolores de cabeza.
Del libro: Trozos de vida
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