Ana García Briones
Cuando el viento mece la cortina
y la habitación se llena de pájaros
que vuelan entre gestos evasivos,
me apetece sonreír.
Cuando el susurro del silencio
descansa en mi techo entre
cenizas y sombras fugitivas
llenas de incoherencias,
me apetece sonreír.
Cuando en la penumbra de la noche
acaricio contradicciones
para acurrucarlas bajo mi almohada,
me apetece sonreír.
Cuando mezclo las tristezas
con gotitas de amnesia
esperando amaneceres de primaveras
en la ventana de mis ojos,
me apetece sonreír.
De Partos de luz.
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