18 junio 2016

Isabel Rezmo

Yo tenía un papel
que se convirtió en poema.
Rozó el cielo,
perdió la esquina
doblando el relieve,
claudicó en un paréntesis.
Disolvió la tinta en un beso,
resumiendo los deseos
  en un único sueño.
Al día siguiente, recorrió los dedos
trabajando con esmero la pupila,
gritando en la voz el anhelo dormido.
Al final, se quedó en el aire
eternamente como un plácido susurro,
y fue eterno como la dama dormida
en el páramo del viento.
Concluyo como si se tratara de mis pasos
que se vuelven fríos,
como el trazo blanco
de miles de versos en una oculta caverna,

mientras le doy forma a un único destino.

No hay comentarios: