HOY TE ESCRIBO MI NOSTALGIA
para no perderte del todo,
casa de mi niñez
en la Puerta Cerrada.
Antes que te disuelvan
en el olvido, cuando
en tu carne de piedra
penetran los cuchillos
de la especulación
te escribo con nostalgia
para reconstruir sueños
que no demolerán,
casa de mi niñez
en la Puerta Cerrada.
Te contaría los secretos
que la noche, asomada
a la negrura de tu reja,
me contaba entre signos
de agua y guiños de estrellas.
Y del misterio del granero
abierto a la herida de luz
blanca del mediodía
y a la ebriedad rosada del poniente,
donde la ceniza era alquimia
en las manos queridas que se fueron
cansadas de ofrecerse.
También te contaría
de la húmeda penumbra de la cuadra
y de la victoria del huevo
todavía caliente para el candiel
y del fuego de la cocina,
amarilla de luz y negra de humo
y ebria de amor, donde las tardes
se diluían lentas como el sol tras San Miguel.
Y de las frágiles begonias
en la pequeña galería
donde jugábamos a construir pueblos
y castillos imposibles
y algunas veces a las cuatro esquinas,
imposibles también.
Te escribiré de tu azotea,
mundo de cal donde en su océano
surqué todas las singladuras:
Tánger, blanca y seductora,
las azules montañas del Atlas,
el brillo de La Plata
y el gradiente de blancos
de la cal, Vejer íntimo
abierto y desnudo jazmín,
que en las noches de luna
en belleza al astro vencía.
De " CUADERNO DE BUENAVISTA"
en el olvido, cuando
en tu carne de piedra
penetran los cuchillos
de la especulación
te escribo con nostalgia
para reconstruir sueños
que no demolerán,
casa de mi niñez
en la Puerta Cerrada.
Te contaría los secretos
que la noche, asomada
a la negrura de tu reja,
me contaba entre signos
de agua y guiños de estrellas.
Y del misterio del granero
abierto a la herida de luz
blanca del mediodía
y a la ebriedad rosada del poniente,
donde la ceniza era alquimia
en las manos queridas que se fueron
cansadas de ofrecerse.
También te contaría
de la húmeda penumbra de la cuadra
y de la victoria del huevo
todavía caliente para el candiel
y del fuego de la cocina,
amarilla de luz y negra de humo
y ebria de amor, donde las tardes
se diluían lentas como el sol tras San Miguel.
Y de las frágiles begonias
en la pequeña galería
donde jugábamos a construir pueblos
y castillos imposibles
y algunas veces a las cuatro esquinas,
imposibles también.
Te escribiré de tu azotea,
mundo de cal donde en su océano
surqué todas las singladuras:
Tánger, blanca y seductora,
las azules montañas del Atlas,
el brillo de La Plata
y el gradiente de blancos
de la cal, Vejer íntimo
abierto y desnudo jazmín,
que en las noches de luna
en belleza al astro vencía.
De " CUADERNO DE BUENAVISTA"
1 comentario:
Cómo lo añoramos, gran poeta.
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