26 agosto 2016

Patricia Liliana Boero

AURORA CONSURGENS I




El uno cambia su aliento
sobre el vaso de estrellas
pasa por el cedazo el alfabeto
remite toda nada hacia su gesto táctil

talladura del ojo,
de la boca, del hambre de tocar
mesa tendida
copas, que no se alzan.

El otro, aterida la mano
que penetró en lo hondo
y abrió un pozo en el pecho
la extiende hacia el vacío.

La sangre se coagula,
y esboza un corazón
de alas batientes.

Hijo de todas las rozaduras de la espina
se exilia de raíz,
puertas afuera.

La casa es su abertura
y hasta el final del escalón
hacen los vientos remolino.

¿No es acaso el desierto
canto de mares que no se han retenido?

También lo hueco
vibra
con lo que fue arrancado.


Patricia Liliana Boero

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