NIÑA QUE NO SERÁS MUJER
Camino de Ciudad Juárez la vida no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
Desierto pedregoso,
de pura aridez cortado
lomas y barrancas
de ocres contrastados,
en el límite de la barriada
donde se alzan las maquilas
allí os llevan siendo niñas.
Promesas de progreso; seréis mujeres
y con el salario
mantendréis a vuestros hijos.
Camino de Ciudad Juárez la vida no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
A las cinco de la mañana
el sol asoma en los riscos
el desierto descansa
de una noche atormentada.
Pelo recién peinado, la cara bien lavada
y con colonia perfumada
la hija de la pobreza contornea la cadera,
habla y ríe,
con sus compañeras al trabajo se dirige,
es feliz con el jornal,
a su mamá un anillo comprará
para que adorne esas manos
que acarician hijos,
que recosen camisas,
que lavan ropas de ricos
hacendados afamados
de todos los condados.
Cuando suena la sirena
la muchacha sonríe altanera,
ojos de mirar estrellas centellean, l
abios añorantes de sal preguntan:
¿cómo será el mar?.
Y un día más a su casa
retorna la pequeña
molida por la faena pero contenta
porque llenará la alacena.
Camino de Ciudad Juárez la vida no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
Anaranjea la tarde,
el desierto se envuelve en sombras,
surgen de los matorrales gritos infernales,
la niña llora asustada
su mamá no está para acunarla.
Unos hombres achispados la han acorralado,
ríen y bromean,
escupen contra el suelo
y a Dios ponen por testigo
que esta muchacha
no volverá a cruzar el río.
Herida y sin aliento
en el suelo ha quedado la niña ultrajada.
Llora una guitarra y gime el viento,
canta un corrido en la aldea
por todas las que están muertas,
son las madres desoladas
sus hijas han sido rematadas y violadas,
en el desierto abandonadas.
El anillo quedó en sus dedos amoratados
a su madre nunca lo entregó,
lo guardó como un tesoro,
lo quiso salvar del horror.
Un charquito sobre la arena de lágrimas saladas,
es lo único que del mar conoció.
Lloran por las heridas del alma
las madres de México entero,
lloran de pura rabia y de impotencia.
En las lomas de Sinaloa,
en las cantinas de El Paso
y en los arrabales de Tijuana.
Ni el señor presidente,
ni los concejales,
ni la policía,
ni el ranchero acomodado,
nadie detiene la sangre
que corre por los desiertos de estas riberas,
nadie da respuesta
a las madres de esta tierra
que parieron niñas
que nunca serán mujeres ,
la vida camino de Ciudad Juárez no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
camino de la frontera te cambian por una moneda.
Desierto pedregoso,
de pura aridez cortado
lomas y barrancas
de ocres contrastados,
en el límite de la barriada
donde se alzan las maquilas
allí os llevan siendo niñas.
Promesas de progreso; seréis mujeres
y con el salario
mantendréis a vuestros hijos.
Camino de Ciudad Juárez la vida no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
A las cinco de la mañana
el sol asoma en los riscos
el desierto descansa
de una noche atormentada.
Pelo recién peinado, la cara bien lavada
y con colonia perfumada
la hija de la pobreza contornea la cadera,
habla y ríe,
con sus compañeras al trabajo se dirige,
es feliz con el jornal,
a su mamá un anillo comprará
para que adorne esas manos
que acarician hijos,
que recosen camisas,
que lavan ropas de ricos
hacendados afamados
de todos los condados.
Cuando suena la sirena
la muchacha sonríe altanera,
ojos de mirar estrellas centellean, l
abios añorantes de sal preguntan:
¿cómo será el mar?.
Y un día más a su casa
retorna la pequeña
molida por la faena pero contenta
porque llenará la alacena.
Camino de Ciudad Juárez la vida no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
Anaranjea la tarde,
el desierto se envuelve en sombras,
surgen de los matorrales gritos infernales,
la niña llora asustada
su mamá no está para acunarla.
Unos hombres achispados la han acorralado,
ríen y bromean,
escupen contra el suelo
y a Dios ponen por testigo
que esta muchacha
no volverá a cruzar el río.
Herida y sin aliento
en el suelo ha quedado la niña ultrajada.
Llora una guitarra y gime el viento,
canta un corrido en la aldea
por todas las que están muertas,
son las madres desoladas
sus hijas han sido rematadas y violadas,
en el desierto abandonadas.
El anillo quedó en sus dedos amoratados
a su madre nunca lo entregó,
lo guardó como un tesoro,
lo quiso salvar del horror.
Un charquito sobre la arena de lágrimas saladas,
es lo único que del mar conoció.
Lloran por las heridas del alma
las madres de México entero,
lloran de pura rabia y de impotencia.
En las lomas de Sinaloa,
en las cantinas de El Paso
y en los arrabales de Tijuana.
Ni el señor presidente,
ni los concejales,
ni la policía,
ni el ranchero acomodado,
nadie detiene la sangre
que corre por los desiertos de estas riberas,
nadie da respuesta
a las madres de esta tierra
que parieron niñas
que nunca serán mujeres ,
la vida camino de Ciudad Juárez no vale nada,
camino de la frontera te cambian por una moneda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario