La vainilla; el
espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma delgado como de
agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la
piel de una gacela,
el sudor y la sangre de un animal en celo.
Pero
siempre, al final, la vainilla, el espliego...
No hay comentarios:
Publicar un comentario