EL AMOR,
COSA EXTRAÑA.
¡! Ay el
amor!! Cosa extraña…
Ese juego
travieso y peligroso, que te da vida y te mata.
Que sacude y
enmaraña los sentidos
donde a
veces se gana y otras se pierde,
donde la
eternidad laurea el final de la partida.
Amando
aprendí:
A malgastar
besos en los cruces de caminos
a cambiar
promesas por documentos burocráticos
a recoger
golpes detrás de las sonrisas,
a guardar
lagrimas entre cubitos de hielo
a llenar
pucheros con escusa
a dormir al
raso por dos euros la hora,
a matar
fantasmas escenificando cuentos
a creer en
milagros para no perder las ganas
a vender
quimeras para respirar,
a caminar
por el desierto con zapatos de tacón
a cruzar el
mar con la casa a cuestas
a multiplicar
por diez las horas del reloj,
A esconder mí
nombre bajo las sabanas
a gritar la
noche en dos metros cuadrados de cielo
a lucubrar historias de una muerte anunciada,
a remendar
mi cuerpo con caricias prestadas
a prender la
hoguera que no me dio calor
a construir castillos en el aire…
Pese a todo,
quiero creer que conocí el amor,
que por
momentos lo tuve entre mis manos,
en mi tacto, en la yema de sus dedos,
en mis ojos,
en su mirada y mi llanto,
en mi boca,
en su lengua y mis sabores,
en mi oído,
en el compás de sus palmas,
en mi nariz,
en la esencia de su pelo,
en mi
corazón, en el palpito de su pecho,
en mis
entrañas, en el rocío de su vientre
en mis
piernas, su espalda, mi nuca, su frente…
En mi yo
entera.
Quiero creer
que conocí el amor hasta la locura…
Más si ese
amor no fue cierto
¿De qué
sirvió que perdiese la partida?
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