22 diciembre 2017

Javier Sánchez Durán




Recuerda que te espero
en aquel meandro del estero
que sabemos de memoria,
allí donde, cuando baja la marea,
una muchedumbre de correlimos inquietos

andan con rapidez inusitada de acá para allá
sobre el barro perpetuo de la orilla.
Recuerda también
que me gusta suelto tu pelo
y aquel vestido claro, ligero,
que se balancea con la simple brisa de la mañana.
Tráete contigo tu mirada rotunda
y la palma de tus manos que despiertan la sed en mis mejillas
y la evocación persistente de tus dedos…
Las copas de los pinos lloran recuerdos,
tuyos y míos,
mientras se dejan peinar por el viento.
La mañana está azul y hace frío,
un frío negro que se me cuela dentro,
y te sueño…





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