SIGUE CAMINANDO
En estos días del acero, no te detengas,
parte desde todos los labios del mundo,
perfila los cauces de las lágrimas,
surge de los vientres de todas las madres,
besa la frente de todos los padres
y ven al aire como se viene a la vida.
Cruza el puente, atraviesa lagos y montañas,
surca los mares y ven llanto a dentro,
calma esta sed de hombre, esta pena.
Tus ojos en una mirada, no los detengas,
tampoco detengas la palabra de tus entrañas en un vocablo
pues no hay calles que lloren sílabas,
ni rosas que bajen de los balcones abiertos buscando un poema.
¡Ay, amor mío!, sigue, recorre mi cintura, no te detengas;
danza, vence a los fríos relojes del tiempo
y llora en las aceras de este abandono.
Si tú te detienes, juro que se detendrá mi ausencia,
los ojos no miraran otros ojos nacientes
ni el beso tomará el camino de otro beso.
Si tú te detienes,
juro que quemaré el tálamo donde hundiste tu boca,
retomaré del surco la mano de la escritura
y el hombre, a fuerza de existir,
será más hombre todavía.
¡Ven, amor mío!,
abrázame en el corazón
e inmortaliza tu voz en mi lenguaje.
tampoco detengas la palabra de tus entrañas en un vocablo
pues no hay calles que lloren sílabas,
ni rosas que bajen de los balcones abiertos buscando un poema.
¡Ay, amor mío!, sigue, recorre mi cintura, no te detengas;
danza, vence a los fríos relojes del tiempo
y llora en las aceras de este abandono.
Si tú te detienes, juro que se detendrá mi ausencia,
los ojos no miraran otros ojos nacientes
ni el beso tomará el camino de otro beso.
Si tú te detienes,
juro que quemaré el tálamo donde hundiste tu boca,
retomaré del surco la mano de la escritura
y el hombre, a fuerza de existir,
será más hombre todavía.
¡Ven, amor mío!,
abrázame en el corazón
e inmortaliza tu voz en mi lenguaje.
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