14 diciembre 2017

Raquel Lanseros






LA CADENA


Me pregunto por qué desde la tierra
la masa de las aguas parece un solo bloque.
Un único sustento incontrastado
una roca que es toda la roqueda
un avenir de lejos uniforme
un alarido llano de membranas
sin desgaste ni lámina ni grieta.

Me pregunto por qué, cuando me acerco,
las aguas se dividen, se complacen
en enseñar sus rostros diferentes
en cada espuma cresta de rocío
en las calzadas líquidas que rugen.

Bajo este mismo efecto,
en la distancia la muerte es toda una
un símbolo cohesivo
un monolito.
Sin embargo de cerca, qué deprisa
se aprende a distinguir sus dimensiones
sus fúnebres volúmenes
su rutina
su querencia en lo ajeno y lo propio
hasta ver nuestra imagen en sus aguas.




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