QUITÁNDOME LA ROPA
Me quito la blusa, me muestro ante ti.
Rasuré el vello de mis axilas.
Arrollo mis pantalones,
raspé el vello de mis piernas con un cuchillo
y me quedaron blancas.
Mi cabello tiene el color del sicomoro reciérn cortado.
Mis ojos son oscuros como frijoles cocinados en el sur.
(Minas lunares de carbón sobre colinas deshechas).
Pulida mi piel como un vaso de Ming
ostentando sus grietas de sangre, su edad.
Tengo cien nombres para la nieve,
para esto; todos ellos mudos.
Vengo hacia ti en la noche y me da lastima
malgastar mis más íntimos escalofríos
contra el muro de un hombre.
Reconoces a los extraños,
piensas que has sobrevivido la destrucción.
No puedes explicarte esta noche, mi rostro, tu recuerdo.
¿Quieres saber lo que yo sé?
Tus dos manos mienten.
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