De deberte
creo que te lo debo todo,
este aire
que le faltaba a mis pulmones,
tu sabor a cobijo
cuando me besas,
la tierra
en la que te has convertido,
patria
donde amanece el alma
al otro lado del colchón.
De deberte
creo que te lo debo todo,
hombre
que me miras
mientras me desnudo,
que estás
allí y aquí siempre,
abrazo que no olvido.
Te debo todas mis palabras,
-ya no sucede-
que este escritorio
parezca un abismo y duela.
Antónimo de cobijo
Marta Pumarega Rubio
creo que te lo debo todo,
hombre
que me miras
mientras me desnudo,
que estás
allí y aquí siempre,
abrazo que no olvido.
Te debo todas mis palabras,
-ya no sucede-
que este escritorio
parezca un abismo y duela.
Antónimo de cobijo
Marta Pumarega Rubio
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