Errantes
Ellos caminan por el costado oscuro de la luna.
Sus ojos son como hojas encendidas
que tiemblan aferradas a su tallo.
Vagan perdidos entre escombros y fuego mudo
dando vueltas y más vueltas
a esta noria imparable
de vida y muerte.
Avanzan ciegos,
sin luz ni hueco donde cobijarse,
sin mochila donde guarecer sus sueños.
Sus labios están sellados
por la soledad y el miedo.
Cuanto me gustaría derribar fronteras,
tender puentes libres de malezas
por donde crezca la hierba y el trigo.
Hoy, necesito vencer al desaliento
y pido a los que sufren,
que dejen atrás la tierra envuelta en humo
y que sean pacientes con la vida.
¡Mirad con ojos de niño
a la aurora y las estrellas,
y la paz que lleváis albergada en el alma,
de paso a la esperanza!
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