
AUTOESTIMA
Se acabaron las horas,
el reloj desvencijado
esparce sus piezas por el suelo.
Ya no mido el tiempo
por tu ausencia, ni la espera.
Dejé de extrañarte el día
que se agotaron las horas.
Y las ilusiones se desvanecieron
como el jérsey que destejo,
que nunca te llegué a regalar
Ahora el hilo de lana
está en mis manos.
Y con él agrando una bola,
esfera de sueños irreales,
egoístas con disfraz
Ya tengo lo que buscaba.
El vacío prendió el fuego
y mi corazón se inflama, arde.
Mordisquea mi alma.
Late, late, derrama amor,
néctar dulce, líquido ardiente,
río de luces iridiscentes,
reflejos sutiles,
esbozos de sonrisas.
Infinitud…
Puedes acercarte y llenarte
Nunca tejeré más jerseys.
Se acabaron las horas,
el reloj desvencijado
esparce sus piezas por el suelo.
Ya no mido el tiempo
por tu ausencia, ni la espera.
Dejé de extrañarte el día
que se agotaron las horas.
Y las ilusiones se desvanecieron

como el jérsey que destejo,
que nunca te llegué a regalar
Ahora el hilo de lana
está en mis manos.
Y con él agrando una bola,
esfera de sueños irreales,
egoístas con disfraz
Ya tengo lo que buscaba.
El vacío prendió el fuego
y mi corazón se inflama, arde.
Mordisquea mi alma.
Late, late, derrama amor,
néctar dulce, líquido ardiente,
río de luces iridiscentes,
reflejos sutiles,
esbozos de sonrisas.
Infinitud…
Puedes acercarte y llenarte
Nunca tejeré más jerseys.
1 comentario:
Me sorprende este poema Marisa. Es íntimo y alegre.
Un abrazo grande.
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